son pocas las veces que disfruto lo que está de moda.
ayer caminar media hora por plaza serrano nos cargó tan negativamente que entendimos por qué es que no vamos nunca, porque lo odiamos, odiamos palermo y su gente. podemos comprarnos cosas lindas, pero el costo energético es tan alto que prefiero no moverme de mi casa.
agotadas, caminamos sin rumbo, perdidas, calladas, hasta que volvimos al barrio, a merendar unos mates con pancitos saborizados, desbloqueando la felicidad bloqueada.
hoy, elijo subirme a la ola beatlemaníaca de las tapas de las revistas que me compro y después no leo, por falta de tiempo quizás, pero no estoy segura. ya las voy a leer.
de chica releía los libros tantas veces.
"le quiero poner Rímini a mi perro, cuando tenga perro"
ayer no nos acordábamos el nombre de la que tuvo el hijo con Rímini, fuimos y abrimos el libro.
y se llamaba Carmen, y hace un rato también pensé que el nombre Carmen me copaba para una hija. releímos una oración y pensamos en volver a leerlo, pero El Pasado me secuestró mientras lo leí, no se si estoy para eso ahora, ahora no, que tengo una pila divina de libros por estrenar.
nueve del nueve del nueve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario