Esto del blog ya esta condicionando un poco mi vida, antes de la extracción de mis lunares ya venía imaginado dos posts diferentes: uno negativo, en el que iba a volcar el tortuoso momento de la cirugía y el inmenso dolor posterior, y uno más positivo, que no tenía muy en claro todavía (bastante pesimista de mi parte). Me sentí como cuando en las redacciones de los diarios ya tienen preparadas las posibles tapas del diarios de mañana especulando con los resultados electorales por ejemplo.
Para mi alegría y la de ustedes descartamos la primera opción porque ha sido todo un ÉXITO. Igual no voy a cantar victoria porque creo que cuando se me pase del todo la anestesia voy a empezar a sufrir un poco, o quizás no. Así fue la cosa:
Llegué al consultorio con náuseas, me había tomado unos mates demasiado dulces -puaj- en la casa de mi tía. Ya cuando me encontré con Tito en la puerta del doctor me alivié un poco, porque me tiró buena onda y algún que otro comentario chistón.
El Dr. Castro me recibió muy amablemente, repasó mi historia clínica y me llevó a la camilla donde me observó los tres lunares a extraer. A saber, lunar 1: planta del pie derecho, lunar 2: entre el dedo chiquito y el que le sigue del pie derecho (insólito lugar, intenten ver qué tienen entre esos dedos) y lunar 3: muslo izquierdo. Cuando me miró las patas me dijo que fui medio sonsa al venirme en ojotas porque ahora tenía todo el pie sucio, por lo que me llevó al baño a que me lo lavara. Esta situación fue bastante graciosa, porque me acompañó a prender la canilla de la bañadera no sin antes percatarse de que estaba en la opción ducha. Lluvia helada sobre nuestras cabezas, lo tomamos con humor, y mientras yo me lavaba el piecito él se secaba el pelo.
Una vez higienizada la zona volvimos a la camilla, esta vez yo ya empezaba a transpirar un poco cuando me explicó que iba a haber un pinchazo de anestesia por lunar. Mal flash la sensación de líquido entrando en mi cuerpo, ni les cuento lo que fue la aguja en la planta del pie, ja. De lo que siguió no sentí NADA, pero nada en serio, ni me inmuté, cero dolor. O sea, me estaban sacando un pedazo de mí y yo no me daba cuenta.
Después me dieron los primeros puntos de mi vida para cerrar las heridas, me puso venditas, y me fui.
Tengo los lunares en mi poder, porque debo mandarlos a analizar.
Para los curiosos, están en tres frasquitos diferentes en formol. Los observé, y son pequeños y no parecen lunares, son unas cositas flotantes bastante amorfas y nada más.
Esto no es muy guau, pero sin duda hoy inauguré una nueva hoja en el capítulo de mis intervenciones médicas, que ya son bastantes para lo que va de este año.
Por lo pronto tengo un rengueo simpaticón y me recomendaron tratar de no caminar.
Me espera un fin de semana tranquilísimo en el que estoy abierta a recibir todo tipo de visitas y demás.
Salud amigos.
El Dr. Castro me recibió muy amablemente, repasó mi historia clínica y me llevó a la camilla donde me observó los tres lunares a extraer. A saber, lunar 1: planta del pie derecho, lunar 2: entre el dedo chiquito y el que le sigue del pie derecho (insólito lugar, intenten ver qué tienen entre esos dedos) y lunar 3: muslo izquierdo. Cuando me miró las patas me dijo que fui medio sonsa al venirme en ojotas porque ahora tenía todo el pie sucio, por lo que me llevó al baño a que me lo lavara. Esta situación fue bastante graciosa, porque me acompañó a prender la canilla de la bañadera no sin antes percatarse de que estaba en la opción ducha. Lluvia helada sobre nuestras cabezas, lo tomamos con humor, y mientras yo me lavaba el piecito él se secaba el pelo.
Una vez higienizada la zona volvimos a la camilla, esta vez yo ya empezaba a transpirar un poco cuando me explicó que iba a haber un pinchazo de anestesia por lunar. Mal flash la sensación de líquido entrando en mi cuerpo, ni les cuento lo que fue la aguja en la planta del pie, ja. De lo que siguió no sentí NADA, pero nada en serio, ni me inmuté, cero dolor. O sea, me estaban sacando un pedazo de mí y yo no me daba cuenta.
Después me dieron los primeros puntos de mi vida para cerrar las heridas, me puso venditas, y me fui.
Tengo los lunares en mi poder, porque debo mandarlos a analizar.
Para los curiosos, están en tres frasquitos diferentes en formol. Los observé, y son pequeños y no parecen lunares, son unas cositas flotantes bastante amorfas y nada más.
Esto no es muy guau, pero sin duda hoy inauguré una nueva hoja en el capítulo de mis intervenciones médicas, que ya son bastantes para lo que va de este año.
Por lo pronto tengo un rengueo simpaticón y me recomendaron tratar de no caminar.
Me espera un fin de semana tranquilísimo en el que estoy abierta a recibir todo tipo de visitas y demás.
Salud amigos.
2 comentarios:
me divierte leer todo lo que ya sabia
sos transparente
jaja
igual me parece copado cambiar lahistoria para el blog
get well my friend
juro que la parte de los lunares en formol me dio mucha intriga/impresión/imágenes mentales. digamos... el lunar es solo el lunar que se ve en la superficie, o tiene una raíz adentro y también está eso?
ay! qué cosa!!
bueno, me voy a votar!
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