la yuta

últimamente estoy interactuando mucho con la policía federal. algo quizás ya comenté, pero cada día que pasa incorporo nuevas reflexiones, anécdotas y diálogos realmente asombrosos.
en la perfumería convivo con Bubu (ajá) quien hace adicionales cuidandonos el local. con Bubu tengo altos debates sobre la realidad social, la policía, el gobierno y el marxismo. Bubu me comparte a diario sus vivencias como poli, llegó a confesarme que el 20 de diciembre de 2001 lo mandaron desde nuñez a plaza de mayo a reprimir, y que si hay algo de lo que se arrepiente es de haber ido hasta ahí. por si las dudas, me aclaró que él sólo atinó a defenderse de las agresiones de los manifestantes, ya que se sentía más que cerca de sus reclamos.
con Bubu también charlo sobre la corrupción policial, y trato de despejarme todas las dudas e inquietudes que alguna vez tuve sobre la vida de los azules.
debo confesar que en estas semanas me encariñé, y mucho, con él. estoy empezando a experimentar un sentimiento de pertenencia muy grande con la perfumería, cosa que jamás imaginé que me iba a pasar.
ayer pasé por la puerta del registro civil de cabildo y quesada justo cuando bombardeaban con arroz a una parejita recién casada (medio cliché casarse el 14 de febrero) y presencié como muchos enamorados y enamoradas gastaban platita en perfumes importados en san valentín.

volviendo un poco a lo de los policías, y para comprobar una vez más que la emoción y la adrenalina nunca dejan de inyectar mi vida, ayer por la noche, en el lejano y cada vez más familiar barrio de villa luro viví un momento muy tenso con un patrullero que no entendía por qué dos chicos iban de contramano y daban vueltas por las mismas manzanas con mucha felicidad. tuve miedo, me temblaron las piernitas y me latió rápido el corazón, pero thank's god, el chico reef tuvo un gran manejo gran de la situación, que empezó y terminó con risas y especulaciones sobre caer detenidos juntos y demás delirios compartidos.

pd. ahora que lo pienso tengo más anécdotas con la policía, todas con final feliz por suerte, pero la más horrible de todas fue con la bonaerense, en chivilcoy.
pd. no me enorgullezco de contar todo esto eh, tampoco me da verguenza, soy fiel a mis impulsos y a mis ganas de contar anécdotas que no me transforman en una transgresora de la ley (eh?)