the colours change in the valley skies

no tengo nada muy inteligente ni reflexivo, ni interesante, ni divertido y mucho menos alegórico a este primero de enero invernal (?) que me obligó a ponerme pantuflas y saquito para estar adentro de mi casa.
qué quiero escribir? esto nunca termina siendo real, nunca.
la distancia enorme que me separa entre lo que vivo y esto, entre lo que siento y esto, entre las cosas que pasan y realmente importan, y esto, cada vez son mas grandes y abismales y desoladoras y contradictorias (onemoretime)
no es autocensura, es así y ya.
porcentualmente desfavorecida por la cuota de verdad y de autenticidad que no-me-dejan volcar acá, termina siento una mentira de mí, que emana de mí, que fluye por mis deditos que tipean cada vez que me siento en la computadora y actualizo esto.
ponemos en duda todo? y si, todo, casi todo, a veces pienso que es necesario desprenderme un poco de este blog y de la cantidad de cosas que se tuvo que bancar pobrecito. además tampoco entiendo quién lo lee, qué pasa acá, uf, derepente pierde sentido y bueno, mucho no queda por hacer.
voy a armar mi bolso porque me estoy yendo unos días bien lejos de esta ciudad que me da más de lo que le pido. espero no tener tantas casualidades, no protagonizar ningún cruce extraño del destino, pero sí seguir sorprendiéndome de las vueltas que pueden pegar las noches y las conductas más incoherentes y sacadas que a veces tengo.

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